Cuando trabajas de scare actor, a medida que pasa el tiempo, surgen inquietudes y preguntas.
Te das cuenta de las distintas reacciones del público.
Tu mente pasa por distintas fases, desde el subidón total hasta el bajón extremo.
Al experimentar cómo se comporta el público ante tus acciones, surgirán distintos estados de ánimo que debes saber gestionar.
Yo mismo experimenté dichas sensaciones.
MI PRIMER DÍA
Recuerdo mi primer día, con la adrenalina por las nubes, esperando al primer grupo en el espectáculo “El Viejo Caserón”.
El público llegó a mi escena; realicé el acting que me marcaron y me di cuenta de lo aparentemente sencillo que era provocar miedo, incluso pánico, a las personas que debían ser mis víctimas.
El subidón de optimismo y la sensación de poder que obtuve fueron indescriptibles.
Grupo tras grupo, mi simple aparición provocaba gritos, carreras, incluso lloros. Me sentía poderoso.
Pero llegó el momento en el que un grupo “diferente” de víctimas entró en el pasaje. Parecían tranquilos, personas que miraban monumentos o paseaban por un museo.
Yo, pleno de confianza y ego, realicé mi acting y cuál fue mi sorpresa que el público ni se inmutó. Es más, alguno de ellos soltó una broma.
Mi sensación de poder se desmoronó. Una mezcla de impotencia, rabia y ego dolido se apoderó de mí, y esos sentimientos se transformaron en inseguridad y falta de confianza en mí mismo.
Minutos antes yo era una especie de semi-dios que tenía un poder increíble, y ahora era un pelele del que se reían.
Más tarde, ya en calma y dándole al coco, hablé con mi gran amigo Pablo, compañero de batallas, y le conté lo sucedido y mi estado mental, dado que me encontraba apesadumbrado y confuso.
Pablo me explicó que lo que mi mente estaba experimentando era totalmente normal. Todos los scare actors han pasado por ello.
El cerebro humano es muy complejo. Tanto el nuestro, desde el punto de vista del actor/asustador, como el del público que te visita.
La tolerancia al miedo no entiende de género, edad ni tamaño.
Cuando trabajas en un espectáculo de terror te encontrarás con niños que se reirán de tu acting, y adultos que tendrán ataques de ansiedad y hasta desmayos.
Tiendes a catalogar el miedo según el aspecto físico de los visitantes, y a veces aciertas pero otras veces no. Me he llevado muchas sorpresas respecto a esto.
Cuando tienes un trabajo de estas características, tiendes a echarte flores o a echarte pestes a ti mismo, dependiendo de cómo reacciona el público. Y no todo depende de tu acting; hay más factores que contribuyen, tanto por parte del espectáculo en sí, como por parte de los visitantes:
– La sugestión previa (ya sea producida por el espectáculo o por compañeros asustadores).
– La ambientación del espectáculo o efectos (iluminación, sonido, etc).
– El público en sí (lo asustadizo que sea).
SÉ OBJETIVO Y PIENSA
Como scare actor, tu finalidad es ser parte de un espectáculo en el que se debe conseguir que el público disfrute. No deja de tratarse de un modo de ocio, y debes pensar que cada persona, cada cliente, se divierte de una forma distinta.
Puede que no generes terror en tu público, pero no por ello ese público no está disfrutando.
Hay quien disfruta asustándose, hay otros que admiran las escenografías, otros disfrutan de los efectos tales como sonido e iluminación, etc.
Incluso hay clientes que disfrutan de ver “pasarlo mal” a sus compañeros de grupo.
Por lo tanto, mi consejo es que tengas los pies sobre la tierra. Que, como scare actor, no eches sobre tus hombros toda la responsabilidad del espectáculo sino que te ocupes de realizar bien tu trabajo y mejorar día tras día.
Tendrás esos momentos de pensar que no eres efectivo, o que no realizas bien tu trabajo, pero a veces estas cosas se nos escapan de las manos y la realidad es muy distinta en la mayoría de las ocasiones.
Aprende, sé disciplinado, absorbe conocimientos y experiencia, y sobre todo DISFRUTA.
Tu público estará agradecido.
Artículo escrito por Sergio Moral.